dimecres, 8 de maig del 2013

Mi primera vez con Frank (Part 1)



Me llamo Laura y tengo treinta y ocho años, hace año y medio que estoy divorciada, y desde entonces vivo sola en un apartamento.

Hace unos meses, había quedado para comer, al salir del estudio de arquitectura en donde trabajo, con mi amiga Ana. Hacía tiempo que no podíamos quedar, porque en los últimos días teníamos más trabajo, al entrar nuevas promociones de pisos.

Nos encontramos en el restaurante, nos sentamos y pedimos, hablamos de diferentes temas, Ana es administrativa y nos conocemos desde el colegio, ella se divorció hace más de tres años y ha tenido alguna relación, pero no le ha durado mucho tiempo, y las últimas veces que nos habíamos visto, me había comentado que llamaba a una agencia de acompañantes, que le había recomendado una compañera de trabajo. Me dijo que en esta agencia eran muy serios, que ella había quedado con varios hombres, y lo pasaba muy bien.

Yo desde que me divorcié y algunos meses antes, aún estando casada, no había tenido relación con ningún hombre. Ana, como nos contamos todas las cosas íntimas de las dos, estaba al tanto de esto, y me insistió a que llamara a esta agencia, y quedara un día con un chico para probar, que estaba segura que no me defraudarían, me dio una tarjeta con el nombre y el número de teléfono de la agencia, yo le dije que lo pensaría, pues no sabía si estaba preparada para tener una cita de éstas. Acabamos de comer y nos despedimos.

A los dos días de la cita con mi amiga, buscando el pintalabios en el bolso, encontré la tarjeta de la agencia que me había dado, que la verdad no me acordaba ni había pensado en ella, era media mañana y salía a desayunar, como  por inercia y sin mucha convicción,  cogí el teléfono y llamé, me contestó una chica muy amable, y quedé que viniera un chico a mi casa el viernes, a las ocho de la tarde, al colgar me quedé pensando ¡qué había hecho!, pero en ese momento me llamaron los compañeros para salir, y lo dejé para más tarde.

Por la tarde de ese jueves estuve bastante atareada en el trabajo, y no pude pensar en la cita del día siguiente. Al llegar a casa pensé si realmente tenía ganas de estar con un chico de éstos, o lo hacía simplemente para quedar bien con mi amiga Ana. No me lo podía quitar de la cabeza, y me iba notando más excitada, entonces decidí darme un baño, llené la bañera de agua, me desnudé y me miré al espejo, según mi opinión  estaba muy bien, tenía unos pechos grandes y bonitos, un culo y piernas perfectos, al mirarme de frente, me di cuenta, que hacía tiempo que no me arreglaba el vello púbico, alrededor de mi sexo y el monte de Venus. Me metí en la bañera, me froté bien todo el cuerpo con agua y gel, me puse crema en la entrepierna, y con la maquinilla de afeitar, empecé a cortar por los laterales, al mover la mano rocé el clítoris, y noté que lo tenía muy hinchado y que al separar los labios, me salieron unas gotitas de flujo de mi vagina, en ese momento empecé a pensar en la cita, y mientras me afeitaba, me iba excitando más.

En eso que me vino una idea, porque no me afeitaba toda la zona del sexo, no lo había hecho nunca pero me apetecía tener una sensación distinta, me fui rasurando todo el vello, y este hecho me estaba poniendo muy caliente, al acabar me pasé agua y tuve que pararme en el clítoris, pues al rozarlo me daba mucho gusto, seguí masturbándome con el dedo, y con la otra mano me metí en el coño el mango de la maquinilla, moviéndolo, adentro y afuera, no podía parar, estaba excitadísima, necesitaba algo más grande para meterme, me acaricié toda la zona afeitada y me dio una sensación nueva que me hizo estremecer, me metí los cuatro dedos de la mano en la vagina, metiéndolos y sacándolos, al poco rato ya metía toda la mano, tenía el clítoris hinchado como nunca, seguía acariciándolo y follándome con la otra mano, empecé a gemir de placer, tenía una sensación de gusto inmensa, y a los pocos minutos me vino un orgasmo sensacional, cerré los ojos, apreté los dientes, y entre convulsiones de mi pelvis, no pude evitarlo y me meé, saliéndome varios chorros, estuve disfrutando mucho tiempo de la tremenda corrida, hasta que me fui tranquilizando y me quedé un tiempo dormida.

Me desperté ya con el agua casi fría, cené y me fui a la cama, pasé una noche tremenda de sueños eróticos, hombres follándome sin parar, teniendo un orgasmo tras otro, al despertarme estaba excitadísima, me toqué el sexo y estaba toda mojada, no seguí acariciándome porque seguramente hubiera acabado como la noche anterior en la bañera, me duché, desayuné y me fui al trabajo.

En el trabajo durante toda la mañana, tenía una sensación de ansiedad, de calor en todo el cuerpo, y hasta se me notaba en la cara enrojecida más de lo  normal, fui varias veces al lavabo a refrescarme y al tocarme abajo tenía todo el tanga mojado. Suerte que el viernes salimos a las tres de la tarde, y no tuve que comer con ningún compañero del estudio. Llegué a casa, comí una ensalada y fruta, no me entraba nada más, seguía excitadísima y tremendamente caliente, me di una ducha, al pasarme la mano por las tetas noté que tenía los pezones tiesos y duros, y cuando con el gel lavé mi sexo, creo que tenía el clítoris aún más hinchado que la noche anterior, sólo tocarlo ya sentía ganas de hacerlo, me lavé bien entre  los labios, y seguramente si hubiera seguido tocándome, me hubiera corrido en poco tiempo, pero ya eran más de las seis, y tenía que vestirme y preparar algunas cosas.

Me puse un sujetador y tanga lilas, medias y liguero negros, blusa de color crema que combinaba muy bien con mi pelo castaño y minifalda negra con cinturón y zapatos de tacón alto, me pinté ligeramente ojos y labios. En la cocina preparé canapés y unas bebidas.

Se iba acercando la hora de la cita y volvía a estar completamente mojada, sobre todo la zona afeitada alrededor de mi sexo, la tenía mucho más sensible y caliente.

Continuara.

Col·laboració de Nerus

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